TRASTORNOS
DEL DESARROLLO PSICOMOTOR
El desarrollo psicomotor está
relacionado con la maduración global y los desarrollos afectivo, cognoscitivo y
psicosocial; de hecho, representa la historia de la persona como unidad
psicosomática.
Se distinguen tres etapas en su evolución:
Ø La psicomotricidad de la primera
infancia: de 0 a 3 años.
Ø La percepción del propio cuerpo: de
3 a 7 años.
Ø La representación y conocimiento
del propio cuerpo: de 7 a 12 años.
La psicomotricidad se contempla desde dos puntos de
vista:
Ø El neurológico; con sus sistemas
reguladores del movimiento voluntario, de la actividad automatizada y del
equilibrio interno.
Ø El psicológico; considera al
movimiento como relación y comunicación con los demás seres humanos al permitir
el contacto, la acomodación al mundo exterior y el poder actuar en el medio
ambiente.
INESTABILIDAD
PSICOMOTRIZ
Consiste en una incapacidad del
niño para inhibir o detener sus movimientos y su emotividad, más allá del
periodo normal de oposición o inconformidad por alguna situación.
Asume dos formas: una en la que predominan los trastornos
motores, particularmente la hiperactividad y los defectos de coordinación
motriz; y otra, donde se muestra con retraso afectivo y modificaciones de la
expresión psicomotriz.
En ambas aparecen trastornos perceptivos del lenguaje
(lectoescritura alterada), problemas emocionales y del carácter; y las dos se
manifiestan por la vía psicomotriz.
El niño inestable presenta características psicomotrices
propias en las que destaca visiblemente su constante y desordenada agitación. Es
impulsivo para actuar y esto le crea dificultades en la coordinación y eficacia
motriz. A estos problemas suelen agregarse diversas alteraciones como tics,
sincinesias, tartamudeos y otros problemas del lenguaje.
Desde el punto de vista psicológico es notable su gran
dispersión y su inestabilidad emocional, las cuales pueden ser causadas por
alteraciones de la organización de la personalidad en su edad temprana, así
como la influencia de un medio sociofamiliar inseguro o desequilibrado. Esto lo
convierte en el escolar problemático y mal adaptado. Su constante dispersión e
hiperactividad no le permiten un interés verdadero por las tareas escolares,
obteniendo bajos rendimientos que alimentan su desinterés y su rechazo por los
aprendizajes.
La reeducación psicomotriz está indicada especialmente para
tratar la inestabilidad psicomotriz, teniendo en cuanta las características particulares
de cada caso y desde luego, dentro de un marco de atención y sensibilización
del entorno familiar y escolar.
PARATONÍA
Se
le conoce también como debilidad motriz y se manifiesta por las dificultades de
mover voluntariamente un músculo o un grupo de músculos. Afecta los aspectos
psíquico, motor, sensorial y afectivo del niño, y muchas veces está presente en
los débiles mentales.
Otras manifestaciones siempre asociadas con esta trastorno,
son las sincinesias persistentes, los tics, el tartamudeo y el corea, que consiste
en movimientos breves y arrítmicos de las extremidades, tronco, cuello o cara.
El principal rasgo del niño paratónico es la pobreza de
movimientos y cuando llega a hacerlos, éstos son discontinuos. Lentitud, mala
coordinación y torpeza ocupan un primer plano.
Un paratónico da la impresión de que tuviera a las vez dos
dificultades: la de mover su cuerpo y la de frenar sus movimientos
involuntarios como si el movimiento corporal no secundara si intención de desplazarse.
La Paratonía es un
estado de insuficiencia de las funciones motrices debido a un retraso o
detección en su desarrollo. Por ello, la reeducación debe efectuarse en todos
los campos de la realización motora y corresponde al especialista, como técnico
de la reeducación y del tratamiento psicomotor, realizar un examen objetivo del
estado del paciente e iniciar su tratamiento.
La reeducación psicomotriz, utilizando la vía corporal como
técnica de tratamiento, tiene como propósito hacer del niño afectado un ser
comunicativo, creativo y capaz de controlar sus movimientos, empleando para
esto los mismos elementos que componen su expresión psicomotriz, los cuales se
refieren a las funciones del movimiento corporal que son procesadas
psíquicamente, lo que nos recuerda la importancia del desarrollo psicomotor, ya
que permite la adaptación del niño al mundo que lo rodea.
ZURDERÍA CONTRARIADA Y
AMBIDEXTRISMO
Los trastornos psicomotrices también se
manifiestan como un déficit de la
orientación de la estructuración espacio-temporal; su origen se localiza en
alteraciones de la lateralización o en la incapacidad del niño para situarse en
el terreno de las representaciones espaciales.
La zurdería contrariada y el ambidextrismo son los
trastornos que se observan con más frecuencia en los niños, y son causa de
alteraciones en la estructuración espacial y problemas de la escritura, lectura
y dictado; a veces se asocian con reacciones de fracaso, oposición y fobia a la
escuela.
Es muy importante que se tome en cuenta que la zurdería o
zurdera espontánea no es ningún trastorno, simplemente es una manifestación del
predominio funcional del hemisferio cerebral derecho sobre el izquierdo, que
conlleva la tendencia a utilizar toda o parte de la mitad izquierda del cuerpo
para realizar los movimientos y los gestos automáticos y voluntarios.
La zurdería se convierte en un problema de aprendizaje
cuando es contrariada por la actitud de imponer al niño el uso de la mano
derecha, lo que provoca una serie de trastornos.
El ambidextrismo consiste en el empleo idéntico de ambos
lados del cuerpo en la vida cotidiana. Se presenta rara vez y se considera como
un estado transitorio, caudado algunas veces por una zurdería contrariada. Mientras
persiste, origina trastornos en la orientación espacio-temporal y en la función
simbólica. Puede llegar a convertirse en un serio obstáculo para la
lecto-escritura.
El especialista deberá determinar la dominancia lateral y
aplicar las pruebas de orientación derecha-izquierda para luego proceder a la
reeducación en los casos que así lo requieran.
¿Sabías que…?
Cuando la educación contraría la zurdería
(zurdería contrariada) puede provocar trastornos tales como; sincinesias, tics,
calambres, tartamudez, dislexias, disortografías, retardos en la madurez
psicosensitiva motriz, entre otros más.
A partir de su propio cuerpo, el niño organiza los ejes de
referencia para su orientación espacial: el tronco y las piernas materializan
la vertical; los brazos extendidos, la horizontal. Con estos ejes se orienta la
derecha y la izquierda, delante y detrás.
El niño entre seis y siete años ha logrado identificar al
eje corporal como la línea imaginaria que divide al cuerpo en dos partes
simétricas y ha adquirido la definitiva lateralización, con el consiguiente
predominio lateral: diestro o zurdo.
Si la lateralidad está poco definida, se debe ayudar al
niño a lateralizarse claramente. Si la dominancia es indecisa o levemente
zurda, conviene dar educación al dextrismo. Si es claramente zurda, hay que
alentar la zurdería, disipando en el niño cualquier sentimiento de
inferioridad.
LOS TICS.
Los tics son
un trastorno psicomotor, generalmente sin una causa neurológica. Influyen en la
personalidad del niño y se localizan en distintas partes del cuerpo. En ocasiones
llegan a transformarse, desplazarse o multiplicarse en una misma persona. Consisten
en actos involuntarios, repentinos y aparentemente absurdos. Pueden acentuarse
o disminuir, según el contexto emocional del sujeto.
Sus causas no son muy claras, ya que no puede atribuírsele un
carácter lesional. Posiblemente representan la mínima expresión de un conflicto
en el niño. Otras teorías señalan que se deben a la existencia de un déficit
motor.
Lo que más interesa es que la personalidad del menor con
tics puede asumir dos facetas: un tipo de niño bien adaptado, con rendimiento
escolar satisfactorio, ansioso, excesivamente infantil y con una conducta similar
a la de un neurópata; y otro tipo de escolar inestable, distraído,
extrovertido, inadaptado y cuya conducta es una mezcla de turbulencia,
sentimiento de contrariedad, agresividad y temor. Entre los dos polos, pueden
existir muchas formas intermedias.
Su medio familiar suele ser tenso y lleno de ansiedades con
hábitos perfeccionistas. Se caracteriza por ser un ambiente francamente
contradictorio, entre un consentimiento excesivo en unos casos y una situación
represiva, en otros. Generalmente la familia tiende a reprimir los tics,
crenado en el niño un sentimiento de culpa.
En conclusión, el tics es la expresión psicomotriz de una
dificultad de tipo afectivo y postural. Es el reflejo de las dificultades del
niño en su relación con el medio y de la fragilidad de su control
muscular-emocional.
Lo más indicado para su atención es un tratamiento
psicomotor a través del trabajo sobre el reconocimiento del cuerpo y la
integración del esquema corporal. En el adolescente son útiles las técnicas de
relajación.
LAS APRAXIAS
Son trastornos
de la eficiencia que incapacitan al niño para realizar determinados movimientos
o ciertos gestos. Piaget define la praxia como un sistema de movimientos
coordinados en función de un resultado o de una intención; por lo tanto, cuando
existe la imposibilidad de la concepción del movimiento o de la ejecución del
mismo, sobreviene la apraxia.
Se presenta una apraxia cuando los movimientos del niño son
lentos y la coordinados; también, si no pueden reproducir figuras gráficamente
o con el gesto y cuando hay una desorganización del esquema corporal al perder
los puntos de referencia (arriba, abajo, izquierda, derecha). En este último
caso, aparecen la dificultad de imitar gestos simples o complejos y el
desconocimiento de las partes de su cuerpo.
En ocasiones, las apraxias afectan a una parte del cuerpo o
una determinada función de la actividad gestual. Puede haber apraxias faciales,
posturales, verbales.
Dentro de estos trastornos se pueden incluir las
dispraxias, que se refieren concretamente a una falta de organización del
movimiento. Hay dos tipos de niños dispráxicos: aquellos en los que la
dispraxia se debe a déficit motor o a agnosias visuales, y aquellos en los que
este tipo de trastorno está provocado por alteraciones graves de la
organización psíquica.
Otros problemas que llegan a presentarse son las
sincinesias, que consisten en movimientos simétricos asociados. Un movimiento
voluntario (mover la mano) trae como consecuencia otro movimiento involuntario
(la otra mano realiza el mismo movimiento).
Las sincinesias son normales hasta los 10 o 12 años;
después deberán desaparecer poco a poco, o se requerirá de auxilio de un
especialista.
ASOMATOGNOSIA Y AGNOSIA
DIGITAL
La asomatognosia es la incapacidad del
niño para reconocer y nombrar alguna de las partes que forman su cuerpo. Por lo
común se presenta asociada a perturbaciones del modelo postural que informa de
la posición espacial del cuerpo y de cada una de sus partes.
Se considera que son dos las causas que originan este
trastorno: alguna lesión cerebral confusa, con las consecuentes alteraciones
sensoriales, o la presencia de perturbaciones mentales y psíquicas más
globales.
La agnosia digital, que consiste en la incapacidad de
reconocer, mostrar y nombrar los distintos dedos de su mano o la de otra
persona, es el caso más frecuente de asomatognosia en los niños.
Suele ir acompañada de otras dificultades como la
indiscriminación derecha-izquierda, trastorno de la lectoescritura y del
cálculo, errores de orientación en el dibujo, y escritura en espejo (las letras
y las palabras se siguen de derecha a izquierda).
Tanto la asomatognosia como su derivación la agnosia
digital, son relativamente raras, pero corresponden a trastornos específicos del
esquema corporal, con repercusiones en la organización del conocimiento, en la
representación mental del propio cuerpo, en la orientación en éste y en el
espacio exterior y en la utilización del mismo en la relación con el entorno.
Las causas pueden atribuirse a fallas ocurridas en las
primeras relaciones tónico-emocionales del niño en una etapa en la que el
cuerpo es el lugar de las emociones y el medio de comunicación con otras
personas y con el mundo de las vivencias y significaciones. El especialista
tendrá que diseñar un programa de reeducación para corregir esta alteración.
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