viernes, 10 de junio de 2016

ESTIMULACIÓN AUDITIVA

ESTIMULACIÓN AUDITIVA EN EL NIÑO CON DÉFICIT AUDITIVO
Importancia del entrenamiento auditivo
El sentido de la audición nos proporciona los sonidos, pero es la mente la que tiene que identificarlos, diferenciando cada uno de ellos al atribuirles su propio significado.
El recién nacido, sin problemas de audición, comienza a captar los sonidos desde el mismo momento del nacimiento pero ha de transcurrir algún tiempo hasta que comience a interpretarlos. Este mismo proceso debe iniciar el niño con déficit auditivo a partir de unos sonidos incompletos, distorsionados y oscuros, por medio del entrenamiento auditivo. Lo que él perciba puede no parecerse mucho a lo que nosotros oímos pero quizás, si conseguimos que capte esos estímulos y les preste atención, puede valerse de ellos para elaborar su propio código, para interpretar el sonido de los objetos, animales y personas que forman parte de su mundo y para conseguir que sus intentos expresivos a través del lenguaje tenga una imagen auditiva aunque limitada que evocar. Cada niño ha de elaborar su propio código de reconocimiento de los fenómenos sonoros que sea capaz de percibir. El entrenamiento auditivo ha de contribuir a ello centrando su atención y ofreciéndole oportunidades de experimentar las semejanzas y diferencias de los distintos sonidos.
En este sentido la implantación de prótesis auditiva constituye un instrumento de suma importancia para el sordo. Desgraciadamente la prótesis no es al sordo lo que son unos cristales correctoras a un miope.
No deben entenderse como objetos que curan la sordera, sino como un medio que va a permitir que algunos sonidos limitados lleguen al sordo y como el primer paso en el proceso es aprovechar sus restos auditivos. Nunca sabremos la funcionalidad de sus restos sino acometemos la tarea de entrenarle, si nos centramos únicamente en el diagnóstico médico para hacer predicciones probablemente nos sorprenderán algunos resultados tras unos años, dependiendo de la estimulación recibida. Tras la colocación de la prótesis el niño debe aprender a oír, a dotar de significación los sonidos que le van llegado. Las prótesis deben entenderse como el primer paso en el proceso de reeducación auditiva y nunca como objetos de transformar al sordo en oyente.

ETAPAS EN LA REEDUCACIÓN AUDITIVA

1-    Atención ante estímulos sonoros.
El primer objetivo de esta etapa es mostrar al niño la existencia del sonido y su procedencia; hacerle ver que las personas y también los objetos producen sonidos y dirigir su atención hacia la fuente de esos sonidos. Al principio es muy probable que no obtengamos ninguna respuesta, sin embargo, la ausencia de respuesta no debe llevarnos a inferir que el niño no está recibiendo los estímulos auditivos, sino que aún no a aprendido a prestarles atención. Seguiremos insistiendo y reforzaremos positivamente cualquier manifestación indicativa de que está recibiendo alguna señal.
En este proceso de educación de la atención serán de gran ayuda los sonidos más graves, ya que producen muchas vibraciones. Para que pueda captar estas vibraciones colocaremos su mano sobre la fuente del sonido (televisión, altavoces, teléfono, etc.) es muy importante que señalemos sus oídos y los nuestros mientras se estén emitiendo sonidos y también que le indiquemos cuando este ha desaparecido.
Ejemplos de ejercicios en esta etapa:
  • Proporcionarles imágenes estimulantes y hablar con frases simples sobre ellas mientras el niño pone sus manos en la mejilla, mentón o garganta del profesor. El material ha de ser brillante y llamativo.
  • El mismo proceso con una canción infantil a la que se añaden imágenes explicativas.
  • Audición de canciones procedentes de tocadiscos o magnetófono que podrá escucharla a través de los propios audífonos o a través de cascos. Se puede aprovechar las entradas para fuentes externas de los equipos de los equipos de reeducación auditiva presentes en algunos centros en el aula logopedia.
  • Aprovechar cualquier situación en que aparecen sonidos (una puerta que se cierra, el sonido de alarmas de vehículos, sirenas de bomberos, policía, ambulancia) para dirigir su atención hacia el estímulo sonoro y así pueda ir asociándolos a los objetos o personas que los producen.

2-    Etapa de identificación sonora.
Una vez que el niño es capaz de separar los estímulos auditivos del resto de los estímulos que le rodean se puede comenzar con la etapa de identificación sonora.
El niño tiene que aprender que los sonidos que le llegan son diferentes entre sí, son producidos por algo o alguien, proceden de algún lugar y significan algo.
La primera respuesta que pediremos al niño será que nos manifieste si oye, en algún momento, un sonido fuerte producido inesperadamente. Si es así, está preparado para atender al sonido de una manera más sistemática.
Realizaremos el entrenamiento auditivo a través del juego que siempre debe desarrollarse en tres momentos.
  1. El niño manipula el juguete u objeto sonoro con el que se vaya a trabajar. Presentaremos el sonido e indicaremos de donde procede, esta información la recibirá a través de la vista y la audición conjuntamente, así como a través de las vibraciones que el sonido produzca.
  2. Desarrollaremos el juego asegurándonos previamente que ha comprendido en qué consiste y que tipo de respuesta debe dar ante el estímulo sonoro presentado.
  3. Realizaremos el juego solo con audición sin que el niño vea qué sonido se produce ni que objeto lo produce.
Tipos de respuestas posibles:
Ø  Respuestas de tipo motriz: saltos, marcha, palmadas, dramatizaciones, movimientos corporales.
Ø  Respuestas lúdicas: activando juguetes, realizando actividades en un contexto de juego simbólico.
Ø  Respuestas gráficas: pintando, trazando trayectorias.
Ø  Respuestas sonoras: emitiendo sonidos con objetos o con su propia voz.
Cada paso puede llevarnos a una sola sesión o más. El tercer momento en el que se pide al niño un reconocimiento sonoro estará precedido siempre por los otros dos; presentación del juego y conocimiento del sonido.

El trabajo con los sonidos: Discriminaciones.

a)   Diferenciación sonido – silencio: Representa un corto paso de dificultad tras el periodo de atención a estímulos sonoros. Pretendemos que el niño, siempre a través de juegos, nos manifieste cuando oye y cuándo no oye.
Juego de presencia – ausencia: Ante cualquier instrumento que hacemos sonar:
·        Imitar el reloj con el propio cuerpo y detenerse al cesar el sonido.
·        Saltar y sentarse en el suelo ante el silencio.
·        Dar palmadas y levantar los brazos cuando no se oye nada.
·        Golpear las claves caminando e indicar silencio al detenerse.
·        Correr y andar de puntillas indicando silencio.
·        Moverse libremente y colocarse dentro de un aro cuando no se oye nada.
·        Moverse libremente bailando y detenerse y sentarse cuando cese la música.

b)   Duración del sonido: Juegos para diferenciar la duración del sonido.
Ante el sonido de una trompeta que hacemos sonar:
  • El niño camina mientras el sonido es continuado y salta con el sonido intermitente.
  • Desplaza una pelota con el sonido continuado y la golpea contra el suelo con sonido intermitente.
  • Desplaza las manos a lo largo de la mesa o golpea la mesa con las manos.
  • Garabatea con una pintura el papel siguiendo trayectorias libres o puntea con la pintura ante sonidos intermitentes.
Ante sonidos onomatopéyicos:
·        Hacer una moto de modo continuado o con paradas según se produzca el sonido “brrr” o “pi pi”.
·        Hacer avanzar una locomotora ante el sonido “cha cha” o detenerla ante el sonido “piiiiii” largo, etc.

c)    Intensidad del sonido: Juegos.
Ante sonidos producidos con instrumentos musicales (trompetas, tambor, claves, pandero):
·        Marchar golpeando los pies en el suelo, cuando el sonido es fuerte y andar silenciosamente o de puntillas, cuando el sonido sea débil. Pueden adoptarse múltiples modalidades motrices condicionadas a la intensidad sonora; salto, palmas, botes de pelota con mucha o poca fuerza.
·        Introducirse en un aro grande o pequeño según el sonido sea fuerte o suave.
·        Garabatear, colorear con ceras gruesas o pinturas según la intensidad de sonido.
Ante sonidos onomatopéyicos:
  • Deslizar un camión ante el “brn” fuerte o un coche pequeño cuando el sonido es débil.

d)   Tonos; instrumentos: Elaboraremos parejas de instrumentos diferenciables para el niño deficiente auditivo según el sonido que produzcan sea marcadamente grave o agudo.
Instrumentos graves
Instrumentos agudos
Otros sonidos agudos
Tambor
Pandero
Claves
Cencerro
Zambomba
Campanas
Triángulo
Platillos
Cascabeles
Trompeta
Almirez
Botella de cristal golpeada con algo de metal.
Platillos golpeados entre sí.
El niño podrá manifestarnos que diferencia estos sonidos:
·        Tocando el mismo instrumento que percibe.
·        Mostrando el dibujo que corresponde al instrumento que escucha.

e)    Ritmos distintos: Para diferenciar los ritmos lento y rápidos, se puede utilizar el sonido de un tambor en los siguientes juegos:
  • Marchar adaptándose a los ritmos percibidos (gigantes y enanos).
  • botar una pelota lenta y rápidamente.
  • Pasar la pelota según el ritmo marcado.
  • Dramatizar el desplazamiento de distintos animales, por ejemplo; oso, elefante (ritmo lento), frente a pollo, pájaro (ritmo rápido).
  • Favoreceremos la atención y la memoria auditiva a través de actividades en las que la reproducción del ritmo percibido sea posterior a su percepción. Las secuencias rítmicas utilizadas serán muy sencillas, siempre adaptadas a las respuestas del niño.
  • Para una adecuada interiorización de las características rítmicas del sonido es muy útil que se trabaje con todo el cuerpo dicho fenómeno; juegos dinámicos prioritariamente. Las variaciones pueden ser múltiples y sólo dependerá de nuestra propia imaginación para elaborarlos.

f)     Discriminación del sonido del medio ambiente: La escuela y la familia podrán aprovechar cualquier ruido que se produzca para indicarle al niño el objeto o situación que lo ha producido y organizar sencillos juegos que favorezcan su diferenciación. Por otra parte, existen en el mercado algunos juegos educativos que recogen grabaciones de ruidos.

Algunos de estos sonidos que se producen en el medio ambiente son:
·        Sonidos de la calle; las sirenas de los bomberos, policía, ambulancia, etc.
·        Sonido de trenes, aviones, barcos, etc.
·        Sonidos de la naturaleza: viento, lluvia, tormenta, etc.
·        Sonidos humanos; risas, tos, estornudos, canciones, etc.

3-    Discriminación de la palabra
Este aspecto del entrenamiento auditivo sólo lo comenzamos cando hayan sido superadas las etapas anteriores, y ante el fracaso en algunas discriminaciones, volveremos a los ejercicios en los que ya se obtenía un éxito seguro, para que el niño termine cada sesión de trabajo con la sensación de satisfacción y de premio a su esfuerzo.
Hemos de utilizar siempre palabras o expresiones significativas que formen parte del lenguaje que el niño está tratando de incorporar.

Elegiremos las palabras o expresiones de acuerdo con las siguientes pautas de diferenciación:
-       Duración: Dos palabras o expresiones de duración muy distinta serán más fácilmente diferenciables por audición.
-       Intensidad: La situación de los acentos dentro de una palabra o frase podrá ser un dato facilitador en la discriminación auditiva.
-       Ritmo: La secuencia rítmica de dos frases a trabajar por entrenamiento auditivo deberá ser bastante diferente para facilitar su diferenciación.
-       Características de cada fonema: El sonido que producen algunos fonemas (por ejemplo /r/) es más audible que el de otros, por lo que la elección de palabras que lo contengan será un apoyo más.

Un ejemplo de juego que podemos realizar:
Escogemos dos palabras bien diferentes por el número de sílabas y la sonoridad.
Ejemplo: Chocolate y auto; podemos poner en evidencia al niño el número de sílabas haciéndole dar tantas palmadas como sea necesario. Tendremos delante la representación gráfica o bien los objetos reales a que nos referimos. Una vez que quede claro que se conoce la palabra y la consigna de señalar el objeto cuando el maestro lo nombra, se procede a realizar el ejercicio tapándonos la boca con un papel o bien a espaldas del niño.
Lo mismo puede lograrse con frases de distinta largura en las que habrá palabras que serán más fáciles e reconocer por el niño, como órdenes sencillas y diferenciadas (ven, toma, no, dame, etc.).
Una vez que estas etapas están bien asentadas (recordamos que serán pocos los niños sordos profundos que lo logren) podemos introducir en un juego de pequeño grupo una palabra como estímulo discriminativo para comenzar una acción. Ejemplo; ante la palabra “salta” os niños saltan como ranas, ante la palabra “camina” los niños caminan pesadamente como elefantes.
Todas estas actividades podrán programarse para toda la clase, resultando enriquecedoras no solo para el niño sordo, sino también para sus compañeros oyentes. Trabajaremos de este modo la atención, interpretación y memorización de los sonidos con todos los niños, aspectos que inciden directamente en la comprensión de los mensajes orales y de forma más general en el desarrollo cognitivo.