ESTIMULACIÓN AUDITIVA EN EL NIÑO CON DÉFICIT AUDITIVO
Importancia
del entrenamiento auditivo
El sentido de la
audición nos proporciona los sonidos, pero es la mente la que tiene que
identificarlos, diferenciando cada uno de ellos al atribuirles su propio
significado.
El recién nacido, sin
problemas de audición, comienza a captar los sonidos desde el mismo momento del
nacimiento pero ha de transcurrir algún tiempo hasta que comience a
interpretarlos. Este mismo proceso debe iniciar el niño con déficit auditivo a
partir de unos sonidos incompletos, distorsionados y oscuros, por medio del
entrenamiento auditivo. Lo que él perciba puede no parecerse mucho a lo que
nosotros oímos pero quizás, si conseguimos que capte esos estímulos y les
preste atención, puede valerse de ellos para elaborar su propio código, para
interpretar el sonido de los objetos, animales y personas que forman parte de
su mundo y para conseguir que sus intentos expresivos a través del lenguaje
tenga una imagen auditiva aunque limitada que evocar. Cada niño ha de elaborar
su propio código de reconocimiento de los fenómenos sonoros que sea capaz de
percibir. El entrenamiento auditivo ha de contribuir a ello centrando su
atención y ofreciéndole oportunidades de experimentar las semejanzas y
diferencias de los distintos sonidos.
En este sentido la
implantación de prótesis auditiva constituye un instrumento de suma importancia
para el sordo. Desgraciadamente la prótesis no es al sordo lo que son unos
cristales correctoras a un miope.
No deben entenderse
como objetos que curan la sordera, sino como un medio que va a permitir que
algunos sonidos limitados lleguen al sordo y como el primer paso en el proceso
es aprovechar sus restos auditivos. Nunca sabremos la funcionalidad de sus
restos sino acometemos la tarea de entrenarle, si nos centramos únicamente en
el diagnóstico médico para hacer predicciones probablemente nos sorprenderán
algunos resultados tras unos años, dependiendo de la estimulación recibida.
Tras la colocación de la prótesis el niño debe aprender a oír, a dotar de significación
los sonidos que le van llegado. Las prótesis deben entenderse como el primer
paso en el proceso de reeducación auditiva y nunca como objetos de transformar
al sordo en oyente.
ETAPAS EN LA REEDUCACIÓN AUDITIVA
1- Atención ante estímulos sonoros.
El primer objetivo de
esta etapa es mostrar al niño la existencia del sonido y su procedencia;
hacerle ver que las personas y también los objetos producen sonidos y dirigir
su atención hacia la fuente de esos sonidos. Al principio es muy probable que
no obtengamos ninguna respuesta, sin embargo, la ausencia de respuesta no debe
llevarnos a inferir que el niño no está recibiendo los estímulos auditivos,
sino que aún no a aprendido a prestarles atención. Seguiremos insistiendo y
reforzaremos positivamente cualquier manifestación indicativa de que está
recibiendo alguna señal.
En este proceso de
educación de la atención serán de gran ayuda los sonidos más graves, ya que
producen muchas vibraciones. Para que pueda captar estas vibraciones
colocaremos su mano sobre la fuente del sonido (televisión, altavoces,
teléfono, etc.) es muy importante que señalemos sus oídos y los nuestros
mientras se estén emitiendo sonidos y también que le indiquemos cuando este ha
desaparecido.
Ejemplos
de ejercicios en esta etapa:
- Proporcionarles
imágenes estimulantes y hablar con frases simples sobre ellas mientras el
niño pone sus manos en la mejilla, mentón o garganta del profesor. El
material ha de ser brillante y llamativo.
- El mismo proceso
con una canción infantil a la que se añaden imágenes explicativas.
- Audición de
canciones procedentes de tocadiscos o magnetófono que podrá escucharla a
través de los propios audífonos o a través de cascos. Se puede aprovechar
las entradas para fuentes externas de los equipos de los equipos de reeducación
auditiva presentes en algunos centros en el aula logopedia.
- Aprovechar cualquier situación en que aparecen sonidos (una puerta que se cierra, el sonido de alarmas de vehículos, sirenas de bomberos, policía, ambulancia) para dirigir su atención hacia el estímulo sonoro y así pueda ir asociándolos a los objetos o personas que los producen.
2- Etapa de identificación sonora.
Una vez que el niño
es capaz de separar los estímulos auditivos del resto de los estímulos que le
rodean se puede comenzar con la etapa de identificación sonora.
El niño tiene que
aprender que los sonidos que le llegan son diferentes entre sí, son producidos
por algo o alguien, proceden de algún lugar y significan algo.
La primera respuesta
que pediremos al niño será que nos manifieste si oye, en algún momento, un
sonido fuerte producido inesperadamente. Si es así, está preparado para atender
al sonido de una manera más sistemática.
Realizaremos el
entrenamiento auditivo a través del juego que siempre debe desarrollarse en
tres momentos.
- El niño manipula
el juguete u objeto sonoro con el que se vaya a trabajar. Presentaremos el
sonido e indicaremos de donde procede, esta información la recibirá a
través de la vista y la audición conjuntamente, así como a través de las
vibraciones que el sonido produzca.
- Desarrollaremos
el juego asegurándonos previamente que ha comprendido en qué consiste y
que tipo de respuesta debe dar ante el estímulo sonoro presentado.
- Realizaremos el
juego solo con audición sin que el niño vea qué sonido se produce ni que
objeto lo produce.
Tipos
de respuestas posibles:
Ø Respuestas de tipo motriz:
saltos, marcha, palmadas, dramatizaciones, movimientos corporales.
Ø Respuestas lúdicas:
activando juguetes, realizando actividades en un contexto de juego simbólico.
Ø Respuestas gráficas:
pintando, trazando trayectorias.
Ø Respuestas sonoras:
emitiendo sonidos con objetos o con su propia voz.
Cada paso puede
llevarnos a una sola sesión o más. El tercer momento en el que se pide al niño
un reconocimiento sonoro estará precedido siempre por los otros dos;
presentación del juego y conocimiento del sonido.
El
trabajo con los sonidos: Discriminaciones.
a) Diferenciación
sonido – silencio: Representa un corto paso de dificultad tras
el periodo de atención a estímulos sonoros. Pretendemos que el niño, siempre a
través de juegos, nos manifieste cuando oye y cuándo no oye.
Juego
de presencia – ausencia: Ante cualquier instrumento que hacemos
sonar:
·
Imitar el reloj con el propio cuerpo y
detenerse al cesar el sonido.
·
Saltar y sentarse en el suelo ante el
silencio.
·
Dar palmadas y levantar los brazos cuando no
se oye nada.
·
Golpear las claves caminando e indicar
silencio al detenerse.
·
Correr y andar de puntillas indicando
silencio.
·
Moverse libremente y colocarse dentro de un
aro cuando no se oye nada.
·
Moverse libremente bailando y detenerse y
sentarse cuando cese la música.
b) Duración del sonido:
Juegos para diferenciar la duración del sonido.
Ante
el sonido de una trompeta que hacemos sonar:
- El niño camina
mientras el sonido es continuado y salta con el sonido intermitente.
- Desplaza una
pelota con el sonido continuado y la golpea contra el suelo con sonido
intermitente.
- Desplaza las
manos a lo largo de la mesa o golpea la mesa con las manos.
- Garabatea con
una pintura el papel siguiendo trayectorias libres o puntea con la pintura
ante sonidos intermitentes.
Ante
sonidos onomatopéyicos:
·
Hacer una moto de modo continuado o con
paradas según se produzca el sonido “brrr” o “pi pi”.
·
Hacer avanzar una locomotora ante el sonido “cha
cha” o detenerla ante el sonido “piiiiii” largo, etc.
c) Intensidad del sonido:
Juegos.
Ante
sonidos producidos con instrumentos musicales (trompetas,
tambor, claves, pandero):
·
Marchar golpeando los pies en el suelo,
cuando el sonido es fuerte y andar silenciosamente o de puntillas, cuando el
sonido sea débil. Pueden adoptarse múltiples modalidades motrices condicionadas
a la intensidad sonora; salto, palmas, botes de pelota con mucha o poca fuerza.
·
Introducirse en un aro grande o pequeño según
el sonido sea fuerte o suave.
·
Garabatear, colorear con ceras gruesas o
pinturas según la intensidad de sonido.
Ante
sonidos onomatopéyicos:
- Deslizar un camión ante el “brn” fuerte o un coche pequeño cuando el sonido es débil.
d) Tonos; instrumentos:
Elaboraremos parejas de instrumentos diferenciables para el niño deficiente
auditivo según el sonido que produzcan sea marcadamente grave o agudo.
Instrumentos
graves
|
Instrumentos
agudos
|
Otros
sonidos agudos
|
Tambor
Pandero
Claves
Cencerro
Zambomba
|
Campanas
Triángulo
Platillos
Cascabeles
Trompeta
|
Almirez
Botella de cristal golpeada con algo de
metal.
Platillos golpeados entre sí.
|
El niño podrá manifestarnos
que diferencia estos sonidos:
·
Tocando el mismo instrumento que percibe.
·
Mostrando el dibujo que corresponde al
instrumento que escucha.
e) Ritmos distintos:
Para diferenciar los ritmos lento y rápidos, se puede utilizar el sonido de un
tambor en los siguientes juegos:
- Marchar adaptándose
a los ritmos percibidos (gigantes y enanos).
- botar una pelota
lenta y rápidamente.
- Pasar la pelota
según el ritmo marcado.
- Dramatizar el
desplazamiento de distintos animales, por ejemplo; oso, elefante (ritmo
lento), frente a pollo, pájaro (ritmo rápido).
- Favoreceremos la
atención y la memoria auditiva a través de actividades en las que la
reproducción del ritmo percibido sea posterior a su percepción. Las secuencias
rítmicas utilizadas serán muy sencillas, siempre adaptadas a las
respuestas del niño.
- Para una adecuada interiorización de las características rítmicas del sonido es muy útil que se trabaje con todo el cuerpo dicho fenómeno; juegos dinámicos prioritariamente. Las variaciones pueden ser múltiples y sólo dependerá de nuestra propia imaginación para elaborarlos.
f) Discriminación del sonido del medio
ambiente: La escuela y la familia podrán aprovechar cualquier
ruido que se produzca para indicarle al niño el objeto o situación que lo ha
producido y organizar sencillos juegos que favorezcan su diferenciación. Por otra
parte, existen en el mercado algunos juegos educativos que recogen grabaciones
de ruidos.
Algunos
de estos sonidos que se producen en el medio ambiente son:
·
Sonidos de la calle; las sirenas de los
bomberos, policía, ambulancia, etc.
·
Sonido de trenes, aviones, barcos, etc.
·
Sonidos de la naturaleza: viento, lluvia,
tormenta, etc.
·
Sonidos humanos; risas, tos, estornudos,
canciones, etc.
3- Discriminación de la palabra
Este aspecto del
entrenamiento auditivo sólo lo comenzamos cando hayan sido superadas las etapas
anteriores, y ante el fracaso en algunas discriminaciones, volveremos a los
ejercicios en los que ya se obtenía un éxito seguro, para que el niño termine
cada sesión de trabajo con la sensación de satisfacción y de premio a su
esfuerzo.
Hemos de utilizar
siempre palabras o expresiones significativas que formen parte del lenguaje que
el niño está tratando de incorporar.
Elegiremos
las palabras o expresiones de acuerdo con las siguientes pautas de
diferenciación:
-
Duración: Dos
palabras o expresiones de duración muy distinta serán más fácilmente
diferenciables por audición.
-
Intensidad: La
situación de los acentos dentro de una palabra o frase podrá ser un dato
facilitador en la discriminación auditiva.
-
Ritmo: La
secuencia rítmica de dos frases a trabajar por entrenamiento auditivo deberá
ser bastante diferente para facilitar su diferenciación.
-
Características
de cada fonema: El sonido que producen algunos fonemas (por
ejemplo /r/) es más audible que el de otros, por lo que la elección de palabras
que lo contengan será un apoyo más.
Un
ejemplo de juego que podemos realizar:
Escogemos dos
palabras bien diferentes por el número de sílabas y la sonoridad.
Ejemplo:
Chocolate y auto; podemos poner en evidencia al niño el número de sílabas haciéndole
dar tantas palmadas como sea necesario. Tendremos delante la representación
gráfica o bien los objetos reales a que nos referimos. Una vez que quede claro
que se conoce la palabra y la consigna de señalar el objeto cuando el maestro
lo nombra, se procede a realizar el ejercicio tapándonos la boca con un papel o
bien a espaldas del niño.
Lo mismo puede
lograrse con frases de distinta largura en las que habrá palabras que serán más
fáciles e reconocer por el niño, como órdenes sencillas y diferenciadas (ven,
toma, no, dame, etc.).
Una vez que estas
etapas están bien asentadas (recordamos que serán pocos los niños sordos
profundos que lo logren) podemos introducir en un juego de pequeño grupo una
palabra como estímulo discriminativo para comenzar una acción. Ejemplo; ante la
palabra “salta” os niños saltan como ranas, ante la palabra “camina” los niños caminan
pesadamente como elefantes.
Todas estas
actividades podrán programarse para toda la clase, resultando enriquecedoras no
solo para el niño sordo, sino también para sus compañeros oyentes. Trabajaremos
de este modo la atención, interpretación y memorización de los sonidos con
todos los niños, aspectos que inciden directamente en la comprensión de los
mensajes orales y de forma más general en el desarrollo cognitivo.