Conceptos
de problemas de aprendizaje
Todos los que estamos
involucrados en el desarrollo del proceso educativo, manejamos habitualmente la
expresión problemas de aprendizaje como si se tratara de un término común y
corriente que no necesita mayores explicaciones; pero la realidad es otra,
puesto que estamos hablando de uno de los aspectos más controvertidos y
probablemente menos comprendidos de la educación del hombre y que reviste cada
vez mayor importancia.
La idea de que algunos niños y
adolescentes padecen algún problema de aprendizaje no es nada nuevo, aunque la
expresión se empezara a usar allá por los años sesenta. Lo que ocurre es que en
nuestro mundo actual los problemas de aprendizaje ya representan la principal
categoría dentro de la educación especial, considerado la cantidad de personas
que los sufren y los presupuestos gubernamentales destinado a su atención. Tan
sólo en los Estados Unidos de América, los expertos aseguran que diariamente se
suman a los ya existentes, numerosos casos de escolares que presentan algún
tipo de dificultad en el aprendizaje.
En términos generales, se
entiende como problemas de aprendizaje, el trastorno de uno o más procesos
psicológicos básicos relacionado con la comprensión o el uso el lenguaje, sea
hablado o escrito, y que se puede manifestar como una deficiencia para
escuchar, pensar, hablar, leer, escribir, deletrear o realizar cálculos
aritméticos. Se origina por problemas perceptuales, lesión cerebral, disfunción
cerebral mínima, dislexia y afasia del desarrollo, entre otras causas.
Están fuera de este concepto
todos los niños cuyas dificultades en el aprendizaje se deben a impedimentos
visuales, del oído, de índole motora, retraso mental, perturbaciones sociales o
emocionales, o bien, situaciones ambientales como diferencias culturales,
instrucción insuficiente o inadecuada y factores psicogenéticos.
No todos los casos de niños
con problemas de aprendizaje son similares. Las características más comunes son las dificultades específicas
que presentan en una o más asignaturas académicas, la coordinación deficiente,
el problema para prestar atención, la hiperactividad e impulsividad; los
trastornos de pensamiento, memoria, habla y oído; y los altibajos emocionales
agudos.
La mayoría tiene dificultades
para leer, probablemente como consecuencia de barreras para relacionar los
sonidos con las letras que forman las palabras, por lo que además les es
difícil deletrear.
El segundo aspecto más
importante lo componen las matemáticas, tanto en el cálculo como en la solución
de problemas. Después viene la escritura, la cual es ilegible, así como el
lenguaje oral, que puede ser vacilante o desorganizado. Son niños que a menudo
carece de formas efectivas para realizar sus tareas escolares; no saben cómo
extraer la información relevante, ni cómo utilizar las estrategias y mucho
menos son capaces de cambiarlas o autoevaluarse.
Un diagnóstico oportuno es
importante para evitar que el niño con problemas de aprendizaje se sienta
frustrado y desalentado, ya que a partir de ese momento será posible la
corrección o atención del problema que presente. Todo esto está muy bien; pero
surge una pregunta necesaria: ¿por qué
se presenta este tipo de dificultades que afectan a tantos escolares? ¿De dónde
surgen?
Si un niño de clase media, con
comportamiento normal y que posee un coeficiente intelectual elevado padece
algún problema serio de lectura que maestros capaces no han podido remediar, es
un caso claro de dificultad en el aprendizaje.
Por otra parte, un niño de los
suburbios o que vive en barrio bajo, que va mal en la escuela, con coeficiente
intelectual apenas limítrofe y con comportamiento escolar desordenado, también
es un caso de dificultad en el aprendizaje.
En los casos descritos resulta
difícil determinar qué problema contribuyo en primer lugar para que esas
deficiencias escolares se presentaran.
Causas
de los problemas de aprendizaje
Como causas primarias
probables se consideran un funcionamiento neurológico bajo lo normal o alguna
programación inadecuada en el tejido nervioso, aunque en lo general se
considere como normal. En el primer caso, se trata de disfunciones
neurológicas, como desviaciones orgánicas del tipo de variaciones genéticas,
irregularidades bioquímicas y lesiones cerebrales, que pueden ocasionar el
funcionamiento anormal del cerebro. Para muchos investigadores los problemas de
aprendizaje son causados por alguna alteración en el sistema nervioso central,
cuyo trabajo consiste en regular los impulsos entrantes y salientes e
interconectar las asociaciones neuronales. Cualquier desempeño subnormal en sus
procesos es capaz de inhibir o retardar la capacidad que un niño tenga para
prender o responder. Esto se conoce como disfunción cerebral mínima. En el
segundo caso se puede citar como ejemplos de programación neurológica
inadecuada las deficiencias de carácter ambiental que inhiben el desarrollo de
una o más capacidades básicas.
¿Qué
ocasiona una disfunción cerebral? Los especialistas consideran
que en los adultos estas disfunciones pueden originarse por hemorragia cerebral,
por algunas enfermedades que ocasionan fiebres altas y por heridas en la
cabeza. Si se trata de niños, la gran mayoría de los casos tiene que ver con un
ambiente intrauterino desfavorable. Se identifican como causas los nacimientos
prematuros, ña anoxia o insuficiencia de oxígeno en las células, el trauma
físico, el factor Rh, las malformaciones congénitas, los factores hereditarios
y la desnutrición.
Los primeros lugares los
ocupan la anoxia y la hemorragia cerebral; especialmente la anoxia, puesto que
las células nerviosas son más vulnerables: las neuronas del corte cerebral sufren daño irreparable si se les priva de
oxígeno por más de cinco minutos.
En general, se puede afirmar
que la relación entre el concepto de disfunción cerebral y el de trastorno en
el problema de aprendizaje se basa en la observación de casos individuales,
puesto que en ocasiones la relación es indudablemente causal y en otras, sólo
asociativa.
Si bien la mayoría de los
niños con problemas de aprendizaje padecen insuficiencia educativa o
consecuencia de disfunciones cerebrales, esto no significa que la totalidad
esté en ese caso, puesto que muchos niños con parálisis cerebral o epilépticos
no tienen impedimento educativo o perceptivo y en cambio otros, con dificultad
en el aprendizaje, no manifiestan pruebas claras de disfunción cerebral. Se debe recordar que
existen escolares con problemas educativos y otras conductas que son producto
de insuficiencias ambientales.
Disfunción
cerebral mínima
Las actividades que se
relacionan con los problemas de aprendizaje se pueden clasificar de acuerdo a
las áreas de función cerebral: motora o motriz, mental, sensorial y convulsiva.
Al existir desempeño neurológico subóptico (bajo lo normal) que pudiera causar
deterioro dentro de alguna de las áreas del funcionamiento cerebral, se
producen manifestaciones de dos tipos: abiertas o grandes y limítrofes o
mínimas.
Si el niño manifiesta signos
abiertos, es prueba sólida de disfunción cerebral; la presencia de signos
limítrofes no se considera suficiente para ese diagnóstico. Si el alumno con
parálisis cerebral muestra tendencia a los ataques epilépticos, es casi seguro
que sufra alguna disfunción cerebral, lo que no sería tan factible si no
hubiera tenido dicho padecimiento y sus manifestaciones se concretaran a
movimientos torpes, poco lapso de atención, perseverancia y berrinches.
El grado de trastornos varía
de mínimo a grave, y precisamente una gran mayoría de los problemas de
aprendizaje corresponde a manifestaciones limítrofes o mínimas, razón por la
que se asegura que la disfunción
cerebral mínima es una causa primaria probable de este tipo de dificultades.
Por ejemplo: la coreoatetosis (afectación a los centros del control motor) y la
torpeza excesiva, son manifestaciones limítrofes en el área motora; el retraso
mínimo o leve, la hiperactividad, impulsividad, distractibilidad, breve lapso
de atención, baja tolerancia a la frustración y los berrinches, son
manifestaciones también limítrofes en el área mental, al igual que la
perseverancia, los patrones de pensamiento concreto, la dificultad de
abstracción y la discalculia; la memoria defectuosa para formas o trazos, el
concepto espacial defectuoso y la inatención visual o táctil, corresponden a
manifestaciones limítrofes dentro del área de función cerebral sensorial; y por
último, la epilepsia sin ataques, es una manifestación mínima dentro del área
convulsiva.
Las
influencias ambientales
Existen niños que manifiestan
problemas específicos en el aprendizaje y otras conductas que son el resultado
de influencias ambientales, pero no de una auténtica disfunción cerebral. La
problemática educativa presentada es semejante a ambas situaciones a tal grado
que es difícil establecer las diferencias y se requiere sondear el ambiente del
escolar buscando factores que pudieran explicar su falta de aprovechamiento y
sobre todo, evitar emitir un diagnóstico erróneo. Dos de los factores que
inhiben la capacidad del niño para aprender son la falta de experiencia
temprana y el desajuste emocional.
Nuestra civilización actual
requiere de un mayor perfeccionamiento en los procesos sensomotores, pero,
paradójicamente, las oportunidades prácticas necesarias para que lo niños
desarrollen dichos procesos han disminuido. Recuerde usted que los infantes de
otra época perfeccionaban sus capacidades sensomotoras al desarmar algunos
enseres caseros, y hoy encontramos que esos objetos son demasiado frágiles,
complicados y hasta peligrosos para la actividad exploratoria.
La percepción precede a la
acción y por ello es necesaria la experiencia perceptiva temprana para el
desarrollo de un comportamiento coordinado y visualmente dirigido. En la medida
que se perfeccione la coordinación sensomotora, se incrementará a su vez la
eficiencia de los procesos perceptivos.
Por otra parte, las reacciones
emocionales desempeñan una función esencial en la percepción. Se ha comprobado
con niños de preescolar y primer grado de primaria, la relación entre
conflictos y perturbaciones emocionales y problemas conductuales, con los
trastornos en la percepción visual, retraso en la lectura e incluso trastornos
del habla.
Es lógico que los niños
perturbados emocionalmente sean hostiles, procedan sin motivación, se muestren
retraídos, no cooperen o se comporten agresivamente, y por ello rindan mal en
la escuela; sin embargo, no es creíble que sea el único agente causal de muchas
de las dificultades en el aprendizaje, puesto que también existen otros
factores importantes aunque sin dejar de reconocer la determinante influencia
del ambiente para que el niño logre adquirir y desarrollar muchas de sus
capacidades.
Discapacidad
e impedimento
Para detectar con mayor
seguridad los problemas o incapacidades que pueden interferir con el
aprendizaje, hay que establecer en primer lugar la diferencia entre una
discapacidad y un impedimento. Una discapacidad consiste en la falta de
habilidad o incapacidad para realizar una función específica como ver, oír o
caminar. Un impedimento es una desventaja en una situación particular y en
ocasiones como resultado de una discapacidad; por ejemplo el estar ciego
(discapacidad visual) se convierte en un impedimento al realizar tareas que
requieran de la vista, pero deja de serlo si las actividades que se desarrollan
sólo necesitan del oído o del tacto.
A parte de que algunos
impedimento físicos de los escolares les obligan a utilizar dispositivos
ortopédicos como tirantes, zapatos especiales, muletas o sillas de ruedas, si
lo permiten las características arquitectónicas de las escuelas y cuentan con
cierto auxilio de sus profesores, éstos podrán desenvolverse como cualquier
otro estudiante, sin que haya un verdadero problema de aprendizaje.
Pero lo anterior no ocurre en
todos los casos, ya que la mayoría de los impedimentos obligan a una atención
especial, como los ataques provocados por la epilepsia y fiebres altas
originadas por infecciones, los cuales consisten en descargas anormales de
energía en ciertas células del cerebro y que van desde los generalizados,
acompañados por violentas convulsiones seguidas de un estado de coma, hasta los
muy leves, llamados ataques de ausencia, que pueden pasar desapercibidos; la
parálisis cerebral, que hace que un niño tenga mayor o menor dificultad para
mover y coordinar su cuerpo; las deficiencias auditivas severas, las cuales
llegan a presentarse en niños con frecuentes dolores en los oídos, infecciones
en los senos nasales o alergias; y los impedimentos visuales, también severos,
o debilidad visual, que obliga al uso de lupas o libros con tipografía grande.
Identificación
de un niño con problemas de aprendizaje
Los niños con problemas de
aprendizaje no están perturbados emocionalmente, no tienen desventajas culturales,
no son retrasados mentales, no están lisiados de manera visible, ni tampoco hay
impedimentos visuales o auditivos. Simplemente no aprenden como los demás niños
ciertas tareas básicas y específicas relacionadas con el desarrollo intelectual
y los aspectos académicos; van mal o muy mal en la escuela, los maestros se
quejan por su falta de aprovechamiento y los padres se desesperan.
Aunque los gobiernos de muchos
países disponen de programas dedicados a niños con retraso mental,
perturbaciones en el habla y la lectura, alteraciones emocionales o
impedimentos ortopédicos, aún subsisten confusiones para determinar la frontera
entre los problemas de aprendizaje puros y otro tipo de limitaciones; inclusive
la nomenclatura utilizada y su interpretación, ha dificultado el
establecimiento de normas de identificación precisas.
Algunos expertos sostienen que
muchos de los escolares clasificados con problemas de aprendizaje, en realidad
no lo son. Se trata de niños de lento aprendizaje que asisten a escuelas comunes
o alumnos de aprovechamiento promedio en planteles de alto nivel académico.
Otra alternativa es que sean
alumnos con dificultad para aprender un segundo idioma o hasta niños que crean
problemas o que se atrasan por inasistencia o cambios de escuela.
El niño con problemas de
aprendizaje es un niño excepcional que requiere atención excepcional, ya que se
trata de seres humanos con rasgos físicos, características mentales,
habilidades psicológicas o conductas observables que difieren
significativamente de los de la mayoría de cualquier población determinada;
incluso comprenden a los individuos superdotados. Son muchos los casos de
escolares que hacen grandes esfuerzos y su trabajo es aceptable en la mayoría
de las asignaturas, su trato es agradable y se llevan bien con sus compañeros;
pero son incapaces de deletrear, su escritura es ilegible, no respetan los
reglones, invierten letras tienen problemas para identificar los números o
confunden las palabras. Otros, siendo brillantes, talentosos, motivados, con
gran facilidad de adaptación y bastante conocimiento en muchos temas, carecen
de capacidad matemática. Y también tenemos a aquellos que presentan problemas
de conducta que influyen negativamente en su aprovechamiento.
Algunos trastornos asociados
con el atraso escolar pueden ser identificados con cierta facilidad ya que se
manifiestan externamente, como por ejemplo:
Trastornos de articulación:
Sustitución de un sonido por otro, (cala
por cara); distorsión de un
sonido (chine por cine); sonido agregado (nadien por nadie); omisión de un sonido (juga
por juega); pero sin olvidar que
la mayoría de los niños no dominan normalmente todos los sonidos hasta que
pasan la etapa que va entre los seis y ocho años de edad.
Tartamudeo:
Aparece generalmente entre los tres y cuatro años de edad; no es claro su
origen pero provoca ansiedad y turbación a quien lo padece.
Problemas de voz: Está
considerado como un deterioro del habla y consiste en emplear un tono, calidad
o volumen inapropiados, así como hablar en forma monótona.
Trastornos de lenguaje oral: El
niño no presenta indicios de comprender o utilizar el lenguaje espontáneamente,
alrededor de los tres años; su lenguaje es diferente o su desarrollo está
retrasado en relación con niños de si misma edad. También puede ocurrir que el
desarrollo normal del lenguaje se haya visto interrumpido por una enfermedad,
accidente o cualquier trauma.
Trastornos de ansiedad-retracción: Se
trata de niños ansiosos en extremo, alejado, tímidos, deprimidos, hipertensos,
desconfiados y que lloran con facilidad.
Inmadurez de la atención: Su
capacidad de atención dura poco tiempo, sueñan despiertos frecuentemente,
tienen poca iniciativa, son desorganizados y su coordinación es deficiente.
Agresión socializada: A
menudo se convierten en miembros de bandas e impulsados por el código
conductual de sus compañeros, pueden cometer graves delitos.
Conducta psicótica: Su
conducta puede ser extraña e impredecible, como consecuencia de su carácter
inestable, y suelen manifestar ideas que salen por completo de la normalidad.
Hiperquinesia o trastorno hiperquinético
de déficit de atención: Son escolares más activos físicamente y
distraídos que los demás niños, responden a los estímulos con gran dificultad,
son inconstantes en su trabajo y no pueden controlar su conducta, incluso por
breves períodos.
Los trastornos de la
comunicación generalmente se deben a impedimentos auditivos que limitan el
desarrollo normal del habla en el niño, al uso de un lenguaje inadecuado en el seno
familiar o a problemas emocionales por falta de atención en el hogar o una
percepción distorsionada del mundo.
Los alumnos que sufren
trastornos emocionales o conductuales, en ocasiones figuran entre aquellos a
los que es muy difícil enseñar en una clase regular; puesto que a veces son
agresivos, destructivos, desobedientes, faltos de cooperación o distraídos.
El niño hiperactivo
permanentemente se está moviendo, habla mucho en clase, casi siempre está
distraído y es incapaz de permanecer quieto en su asiento; en cambio el
hipoactivo casi no se mueve, es tranquilo, letárgico, no causa problemas y
generalmente pasa inadvertido. Otros, los faltos de coordinación, se desempeñan
mal al correr, atrapar pelotas, saltar, incluso caminar y sufren frecuentemente
caídas y tropezones; además se les dificulta escribir y dibujar.
También los hay, como en el
caso de la perseverancia, que repite sus errores al escribir, que repite una
pregunta a pesar de que ya fue contestada, que cubren la pagina con un solo
color y que hasta insisten en golpear un clavo con el martillo, aunque esté
totalmente clavado.
Las
corrientes psicopedagógicas y los problemas de aprendizaje
Los problemas de aprendizaje
específicos a menudo implican impedimentos físicos, conductuales y emocionales.
Los escolares que sufren pueden llegar a creer que no son capaces de controlar
si propio aprendizaje y por lo tanto, no tener éxito.
Un enfoque adecuado en las
estrategias de aprendizaje puede ayudarlos; no olvidemos que la escuela, junto
con la familia y el entorno social próximo, son de vital importancia para el
desarrollo del niño, y puesto que parte de su vida transcurre dentro de las
aulas, es lógico suponer que es en el ambiente escolar donde se manifiestan
problemas de diversa naturaleza, los cuales, es muy posible que repercutan en
el rendimiento escolar.
La evolución y desarrollo de
las distintas corrientes psicopedagógicas han hecho variar notablemente el
concepto de problema de aprendizaje y sus tratamientos correctivos. Las que
intervienen en el manejo de las deficiencias intelectuales durante el periodo
escolarizado son: la escuela activa y los métodos de María Montessori; las
teorías del aprendizaje de orientación conductista, (condicionamiento
operante), por su utilidad para la adquisición y extinción de comportamientos;
la psicología genética constructivista y la pedagogía operatoria, ambas de
orientación piagetiana.
En la actualidad, la
psicología maneja dos modelos explicativos de la lectura: El top-down, que se centra en los aspectos
cognitivos de la significación del texto, y el buttom-up, orientado a la decodificación como acto dominante del
lector; y es que durante mucho tiempo,
han recibido mayor atención los problemas de la decodificación, y sólo recientemente
se intenta ahondar en la fase de la comprensión. Las actividades escolares de
introducción al cálculo y a las matemáticas en general, se fundamentan en las
aportaciones de Piaget- son muchas las investigaciones efectuadas sobre
problemas de aprendizaje que tienen un marcado enfoque cognitivo.
La eficacia del
condicionamiento operante radica en la adecuada administración de los refuerzos
y el conocimiento objetivos de las conductas que intervienen en cada situación.
En la educación son muy importantes
los reforzadores sociales, ya que las diferencias que llegan a encontrarse en
los procesos de socialización en escolares pueden ser atribuidas a los
condicionamientos recibidos durante su vida.