sábado, 6 de febrero de 2016

Trastornos de la Comunicación.


TRASTORNOS DE LA COMUNICACIÓN

1.      CONSIDERACIONES GENERALES.

La comunicación es una de las funciones humanas más complejas. Consiste en el intercambio de información e ideas a través de las codificación, transmisión y decodificación de mensajes. El lenguaje y el habla son instrumentos puestos al servicio de la comunicación verbal y, como tales, desempeñan un papel decisivo en la adaptación y el progreso personal y social de las personas. En sociedades desarrolladas como la nuestra, la importancia que se da a la comunicación verbal hace que la facilidad o dificultad con que el niño o joven utilice las ideas y las palabras sea determinante para el éxito posterior.

Además de la mayor o menor facilidad que tienen las personas para comunicarse, existen desordenes de la función comunicativa que pueden interferir el proceso y/o resultado de la comunicación en sí misma. Dichos trastornos pueden afectar al lenguaje, al habla o a ambos. En relación a los mismos, es importante considerar:

1-    Que todos los trastornos de la comunicación llevan aparejados, en mayor o menor grado, una penalización social.

2-    Que los desórdenes en esa función no siempre tiene una solución fácil.

En general, los trastornos del lenguaje se identifican por los problemas de comprensión y uso del lenguaje, independientemente del sistema simbólico empleado (hablado, escrito u oral). En los trastornos del lenguaje tanto la forma, el contenido como su función pueden verse involucrados:

§  La forma del lenguaje: incluye la fonología (combinación de sonidos), la morfología (formación de palabras) y la sintaxis (construcción de frases y oraciones).

§  El contenido del lenguaje: se refiere a las intenciones y al significado que los usuarios confieren a las palabras y oraciones (semántica).

§  La función del lenguaje: tiene que ver con su uso en contexto (praxis), es decir, con el lenguaje puesto al servicio de la comunicación que incluye, además, la conducta no verbal y las vocalizaciones.

Entendido que el lenguaje es la comunicación de ideas, a través de un sistema arbitrario de símbolos que se emplean de acuerdo a unas determinadas reglas, y que el habla es la expresión oral del lenguaje, las diferencias en habla o lenguaje compartidas por personas de una misma región, grupo social o grupo étnico, según los expertos, no deberían considerarse trastornos.

El lenguaje, tal como se ha dicho es una de las capacidades humanas más complejas y difíciles de adquirir. La mayoría de los niños aprenden a comprender y luego hablan. Se trata de un proceso complejo que todavía no se comprende bien. La comprensión de la forma en que los niños con desarrollo normal adquieren el lenguaje es útil para los profesionales y especialistas que trabajan con niños con problemas. Este conocimiento puede ayudar al especialista a determinar si se trata de un simple retraso en la adquisición del lenguaje o si, por el contrario, el desarrollo es anormal. En este sentido, conviene diferenciar entre retraso y trastorno del lenguaje. El retraso no implica necesariamente un trastorno. Tal como indica Reed (1994), los retrasos significan que el niño es lento en el desarrollo de las capacidades lingüísticas, pero que las está adquiriendo con la misma secuencia que los niños normales. En general, casi todos los componentes de la lengua sufren igual retraso. En cambio, en los trastornos del lenguaje existe una perturbación en la velocidad y/o secuencia de ciertas capacidades lingüísticas.


Patrones en el desarrollo normal del lenguaje
Edad desarrollo normal.
Edad desarrollo anormal.
Logro.
ejemplo
13 meses
27 meses
Primeras palabras.
Mamá, aquí.
17 meses
38 meses
Vocabulario 50 palabras.
 
18 meses
40 meses
Primeras 2 palabras combinadas.
Más Tv, aquí balón
22 meses
48 meses
Combinación de 2 palabras con otros significados.
Zapatos mamá, copa suelo.
24 meses
52 meses
Oración de 2 palabras con sentido.
Papá ven.
24 meses
55 meses
Aparición gerundios.
Mamá durmiendo.
30 meses
63 meses
66 meses
Oración de 3-4 palabras con sentido.
Aparición de es.
La pelota es roja.
37 meses
73 meses
Oración 4-5 palabras.
Aparición de preguntas.
¿Puedo tomar galletas?
40 meses
79 meses
Oraciones 5 palabras.
Mamá quiero que vengas pronto.

Leonard, L. (1994). Language disorders in preschool children.

1.1.        Definición  de trastornos del habla y trastornos del lenguaje.

La mayoría de los especialistas distinguen entre los trastornos del habla (articulación, fluidez, ritmo) y del lenguaje (dificultades para comprender o utilizar los símbolos o reglas que emplean las personas para comunicarse). Se considera que hay un trastorno del habla cuando ésta es ininteligible, se emplean mal los mecanismos del habla, o cuando resulta cultural o personalmente insatisfactoria.

El habla es anormal cuando entorpece la comunicación y ocasiona incomodidad al hablante o su interlocutor. Para detectar los trastornos del habla es importante tener en cuenta la edad y el entorno educativo y cultural del hablante.

Los trastornos del lenguaje son definidos por la Asociación Americana del Habla, el Lenguaje y la Audición (ASHA, 1993) como “una disfunción o discapacidad en el desarrollo de la comprensión y/o el uso del sistema de símbolos oral, escrito de otro tipo”

El trastorno puede afectar:}

1-    La forma del lenguaje (fonológico, morfológico y sintáctico).

2-    El contenido del lenguaje (semántica).

3-    La función comunicativa del lenguaje (pragmática).

Los niños con trastornos graves del lenguaje pueden tener problemas académicos y de desarrollo social. Sus dificultades en el rendimiento pueden llevar al diagnóstico erróneo de retraso mental o de déficit en la audición, aunque ninguno de esos diagnósticos sea adecuado.

1.2.        Prevalencia.

Determinar la prevalencia de los trastornos de la comunicación resulta difícil dado que dichos trastornos pueden ser extremadamente variados y, a menudo, se presentan de forma concurrente con otras discapacidades (por ejemplo, retraso mental, traumatismo cerebral, dificultades de aprendizaje, autismo, etc.)

Se ha estimado que cerca de un 10-15% de los niños en edad preescolar y de un 6% de los alumnos de educación primaria y secundaria presentan desórdenes del habla. Entre 1-2% de los preescolares y cerca de un 1% del resto de la población escolar presentan problemas de lenguaje (Matthews yFrattali, 1994).

Los trastornos de la comunicación no pueden comprenderse y tratarse adecuadamente sin un conocimiento profundo de la evolución normal del lenguaje. Algunas de las pautas de lo que se considera desarrollo normal del lenguaje hasta los dos años en la tabla (patrones en el desarrollo normal del lenguaje

1.3.        Etiología

Se considera que la mayoría de los trastornos de la comunicación no son de origen orgánico, sino que más bien tienen carácter funcional. En la práctica resulta difícil relacionar los trastornos funcionales con una enfermedad o defecto físico especifico, por lo que sus causas no se conocen bien. McReynolds, señala que varias décadas de investigación han contribuido poco al conocimiento de las causas del trastorno del habla y del lenguaje. Algunos expertos piensan que los trastornos funcionales de la comunicación se deben principalmente a las influencias del medio, aunque también es posible que algunos trastornos del habla sean provocados por perturbaciones del sistema motor no bien conocidas.

Según se puede observar en la siguiente tabla, los trastornos de la comunicación se pueden presentar asociados al retraso mental, a pérdidas auditivas, a trastornos emocionales, a disfunciones o daño cerebral mínimo, etc. Y a una variedad de causas mayor. 

Factores asociados a los desórdenes del lenguaje en la infancia
      I.         Factores centrales.
a.    Discapacidad del lenguaje especifica.
b.    Retraso mental.
c.     Autismo.
d.    Trastorno hiperactivo de la atención.
e.    Daño cerebral adquirido.
f.      Otros.
    II.         Factores periféricos.
a.    Impedimento auditivo.
b.    Impedimento visual.
c.     Impedimento físico.
  III.         Factores ambientales y emocionales.
a.    Negligencia y abuso.
b.    Problemas en el desarrollo emocional y/o conductual.
  IV.         Factores combinados.

Nelson, N. W. (1993). Childhood language disordersin context; Infancy through adolescence.
 

2.      DESARROLLO DEL LENGUAJE.

El desarrollo del lenguaje empieza con las primeras interacciones madre-hijo. Aunque la secuencia de desarrollo del lenguaje es bien conocida, muy poco se sabe de cómo los niños lo aprenden. Las teorías existentes sobre el lenguaje y su desarrollo aportan alguna información al respecto:

1-    El aprendizaje del lenguaje depende del desarrollo del cerebro y del funcionamiento apropiado del mismo.

2-    El aprendizaje del lenguaje se halla afectado por las consecuencias de la conducta verbal.

3-    El lenguaje se aprende a partir de inputs y outputs relacionados con el procesamiento de la información.

4-    El aprendizaje del lenguaje se basa en el uso de reglas lingüísticas.

5-    El lenguaje es una de  las muchas habilidades cognitivas.

6-    El lenguaje surge a partir de la necesidad de comunicarse en las interacciones sociales.

La investigación da soporte a algunos de esos aspectos más que a otros; no obstante, hoy día las teorías que ponen el énfasis en la interacción social y la función pragmática del lenguaje son las que mayores posibilidades muestran de cara a la intervención.

Los hitos más significativos en la adquisición y desarrollo del lenguaje hasta los cinco años se presentan de forma resumida en la siguiente tabla. 

ETAPAS EN EL DESARROLLO NORMAL DEL LENGUAJE
Del  nacimiento a los 6 meses.
§  El niño se comunica por medio de gritos y llantos, cuya consecuencia es la atención de los padres.
§  Se desarrollan diferentes clases de gritos y llantos, y según ellos los padres suelen distinguir cuando el niño está mojado, cansado o hambriento.
§  Sonidos que expresan comodidad-gorjeos, gorgoteos y suspiros-con algunas vocales y consonantes.
§  Los sonidos que expresan comodidad se convierten en balbuceos, que al principio parecen hacerse por el placer de emitirlos y escucharlos.
§  Las vocales aparecen antes que las consonantes.
§  El niño no asigna ningún significado a las palabras que escucha, pero puede mostrar reacciones distintas ante la elevación o la suavidad de la voz.
§  Los ojos y el rostro se vuelven hacia la fuente de sonido.
De  los 6 a los 12 meses
§  El balbuceo comienza a diferenciarse antes del fin del primer año de vida y contiene algunos de los elementos fonéticos del lenguaje con sentido propio de los niños de 2 años.
§  El niño desarrolla inflexiones; su voz es elevada y baja.
§  Puede responder adecuadamente a palabras como “no”, “adiós”, o a su nombre y realizar acciones como batir palmas cuando se lo ordenan.
§  Repiten palabras y sonidos simples como “mamá”.
De  los 12 a los 18 meses
§  A los 18 meses la mayoría de los niños ha aprendido a decir varias palabras con el significado adecuado.
§  La pronunciación es muy imperfecta; el niño puede decir “aso” cuando se le señala un vaso o “elo” cuando ve un perro.
§  Se comunican con señales o con frases de una o dos palabras.
§  Responde a órdenes simples como “dame el vaso” o “abre la boca”.
De  los 18 a los 24 meses
§  La mayoría de los niños atraviesa una etapa de ecolalia en la que repiten como un eco lo que escuchan. La ecolalia es una fase normal del desarrollo del lenguaje y la mayoría de los niños la supera hacia los 2 años y medio.
§  Gran avance en la adquisición y uso del habla; comienzo de las combinaciones de palabras en frases cortas como “adiós papá” y “quiero pastita”.
§  El vocabulario receptivo crece con mayor velocidad que el expresivo; a los 2 años el niño puede entender más de 1000 palabras.
§  El niño entiende conceptos como “pronto” y “más tarde” y hace distinciones más sutiles entre objetos o animales, como gatos y perros, tenedores y cucharas.
De  los 2 a los 3 años
§  A los 2 años, el niño habla, diciendo frases como “no voy a decírtelo” y preguntas como “¿A dónde va mi papá”.
§  Muchos niños tiene un vocabulario expresivo de hasta 900 palabras diferentes, con una media de tres o cuatro palabras por frase.
§  Participan en conversaciones.
§  Identifican colores, usan el plural y relatan sus experiencias de manera simple.
§  Son capaces de obedecer órdenes complejas como “recoge el muñeco y dámelo”.
§  Utilizan correctamente la mayoría de las vocales y consonantes.
 
De  los 3 a los 4 años
§  Los niños de 3 años ya tiene mucho que decir, hablan con rapidez y hacen muchas preguntas.
§  Las frases más largas y variadas “Cindy está jugando con agua”, “mamá se fue a trabajar”, “el gato tiene hambre”.
§  Usan el lenguaje para pedir, protestar, mostrarse de acuerdo y hacer chistes.
§  Comprenden los cuentos infantiles, entienden conceptos como “raro”, “más grande” y “secreto” y  pueden completar analogías simples como “durante el día hay luz; por la noche hay…”.
§  Sustituyen algunos sonidos, diciendo por ejemplo “balo” por “baño” o “guto” por “gusto”.
§  Muchos niños de 3 años repiten sonidos o palabras (c-c-c-amino o p-p-p-equeño). Estas repeticiones y dudas son normales y no indican que el niño vaya a ser tartamudo.
De  los 4 a los 5 años.
§  Tiene un vocabulario de más de 1500 palabras y hacen frases con una longitud media de cinco palabras seguidas.
§  Comienzan a modificar el habla según quién les escucha; por ejemplo, emplean frases más extensas y complejas cuando hablan con su madre que con un niño o un muñeco.
§  Pueden definir palabras como murciélago, cocina y policía y hacer preguntas del tipo de “como hiciste eso” o “¿Quién hizo esto?”.
§  Usan conjunciones como si, cuando y porque.
§  Muchos siguen teniendo dificultades con consonantes como /r/, /s/ y /z/ o con dobles consonantes como “tr”, “gl”, “bl” y “fr”.
Después  de los 5 años.
§  La lengua continúa desarrollándose con firmeza, aunque menos espectacularmente
§  Los niños de 6 años utilizan todo el idioma adulto complejo.
§  Algunas consonantes simples o dobles no se dominan hasta los 7 u 8 años.
§  Los modelos lingüísticos de los niños de primer curso de primaria están normalmente al nivel de los de su familia, barrio y región.

Heward, W. L. (1998). Niños excepcionales: Una introducción a la educación especial.


3.      CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE.

Los trastornos del lenguaje pueden clasificarse atendiendo a varios criterios. La ASHA, 1993, adopta una clasificación funcional basada en los cinco subsistemas del lenguaje; fonológico (sonido), morfológico (forma de las palabras y su gramática), sintáctico (ordenación de las palabras y estructuración de las oraciones), semántico (significado de las palabras y de las frases) y  pragmático (uso social del lenguaje). Los niños con trastorno del lenguaje, generalmente presentan dificultades en uno de esos subsistemas o dimensiones, las causas suelen ir acompañadas de otras dificultades en cualquiera de las otras dimensiones.

Otra forma de clasificación es la basada en las presuntas causas del trastorno (autismo, trauma cerebral, retraso mental, parálisis cerebral, etc.) Owens propone siete categorías distintas  de los trastornos del lenguaje, cada una de ellas con dificultades especificas en áreas muy particulares. (Tabla).

Otros autores suelen clasificar los trastornos del lenguaje en receptivos (dificultades en la comprensión del lenguaje) y expresivos (problemas en la expresión del mismo). Así, por ejemplo, un niño puede ser incapaz de comprender frases orales o seguir una secuencia de órdenes, tener un vocabulario limitado, usar términos incorrectos o no hablar en absoluto (mutismo), comunicándose sólo por gestos. Lo que debe quedar claro en cualquier caso es que todos los sistemas de clasificación contienen ambigüedades y que ninguna de las clasificaciones recoge en su totalidad todas las características.

Dificultades en áreas específicas en los trastornos del lenguaje
 
Retraso mental
DEA
lenguaje
TEL
autismo
Trauma cerebral
Retraso lenguaje expresivo
Negligencia, abuso
Percepción
ü  
ü  
ü  
ü  
ü  
 
 
Atención
 
ü  
 
ü  
ü  
 
 
Uso de símbolos
ü  
ü  
ü  
ü  
ü  
ü  
ü  
Uso de reglas del lenguaje
 
ü  
ü  
ü  
 
ü  
 
Capacidad mental general
 
 
ü  
 
ü  
 
ü  
Interacción social, situación comunicativa
 
 
 
ü  
 
 
ü  

Owens, R. E. (1995) Language disorders. Los puntos representan áreas problemáticas en el aprendizaje y uso del lenguaje.

Algunos de los problemas asociados a la clasificación funcional de los trastornos del lenguaje son:

1-    Dimensión fonológica: Los niños tienen problemas para la articulación de los sonidos. Tales problemas de articulación se identifican por las dificultades que experimentan en los siguientes procesos.

·       En la discriminación auditiva: tienen problemas para diferenciar sonidos como (/bata/, /pata/).

·       En la segmentación fonética: les resulta difícil separar la palabra en sus partes o sonidos componentes. Ej. Pelota  à /pe/ /lo/ /ta/.

·       En la combinación fonética: (formación de palabras) encuentran obstáculos para ir uniendo los fonemas necesarios para formar una palabra. Ej. /c/ /a/ /s/ /a/ à casa.

Estas tres capacidades correlacionadas con el rendimiento en lectura y contribuyen a discriminar entre buenos y malos lectores. Consecuentemente, la intervención en este ámbito estará orientada a mejorar dichas capacidades.

La repetición de frases y oraciones también es fundamental para la fonología. Sin esta habilidad, los alumnos no pueden mantener en la memoria una oración el tiempo suficiente para utilizarla con posterioridad. El comportamiento habitual de los niños en tareas de este tipo, es que cuando no pueden evocar una palabra, olvidan (omiten) el resto de la oración.

Los problemas fonológicos no necesariamente implican dificultades en la comprensión del lenguaje hablado.

2-    Dimensión sintáctica: El niño experimenta dificultades en el orden de colocación de las palabras en la oración y su estructura, así como en el empleo de nexos.

3-    Dimensión morfológica: Se detectan problemas en el uso de las reglas gramaticales, particularmente, en la formación de plurales, el uso del posesivo en la tercera persona gramatical, en la formación de adjetivos a partir de sustantivos, etc.

4-    Dimensión semántica: Los alumnos con trastornos en esta dimensión presentan vocabulario pobre y tienen dificultades en denominar o etiquetar cosas, nombrar un objeto que ha sido descrito por sus características, completar frases con una palabra. Asimismo, manifiestan dificultades a la hora de comprender frases u oraciones que contienen palabras ambiguas, formar antónimos y definir conceptos.

5-    Dimensión pragmática: Los trastornos en esta dimensión se identifican porque los alumnos:

·       No hacen un uso diferencial del lenguaje en función de la situación social.

·       Emplean patrones comunicativos más largos y complicados cuando tienen que explicar algo.

·       Son menos efectivos al proporcionar información descriptiva.

Se piensa que las influencias ambientales desempeñan un importante papel en el retraso, los trastornos o la ausencia de lenguaje. Los niños que han recibido poca estimulación en la familia y que han tenido pocas oportunidades para hablar, escuchar y explorar el entorno e interactuar con las personas pueden carecer de motivación para la comunicación y desarrollar patrones de lenguaje anormales.

La pérdida de la capacidad para comprender y usar el lenguaje como consecuencia de una lesión cerebral se denomina afasia. La persona con afasia puede tener problemas que van desde encontrar o poder pronunciar una palabra hasta construir una frase pero, en cualquier caso, el que sufre un trastorno de este tipo manifiesta una incapacidad para establecer intercambios comunicativos apropiados. La afasia puede ser expresiva o receptiva, aunque esta última es menos común.

Otras dificultades graves de la comunicación van asociadas a los trastornos profundos en el desarrollo como son el autismo, la parálisis cerebral o el retraso mental severo y profundo. En estos casos, el lenguaje del niño no se desarrolla siguiendo la secuencia normal del desarrollo, sino que adopta patrones peculiares.

Una alternativa a los problemas de comunicación en estos casos es el uso de sistemas de comunicación aumentativa alternativa. Tales sistemas se definen como un conjunto variado de estrategias y métodos desarrollados para ayudar a las personas que no pueden satisfacer sus necesidades comunicativas por medio del habla o la escritura a expresarse a través de otros sistemas. Estos sistemas de comunicación constan de tres componentes.

1-    Un conjunto de símbolos representativos o vocabulario.

2-    Un medio para seleccionar los símbolos.

3-    Un medio para transmitirlos.

Cada uno de estos tres componentes puede ser asistido por aparatos físicos de ayuda o no asistidos (gestos, expresiones faciales, posturas corporales, signos manuales, etc.).
 

4.    CLASIFICACIÓN DEL LOS TRASTORNOS DEL HABLA.

Las perturbaciones del habla pueden ser orgánicas, esto es, atribuible a una causa física específica como por ejemplo el paladar hendido, la parálisis de los músculos del habla, determinadas anomalías neurológicas, etc. O, ser secundarios a otros problemas como el retraso mental, la sordera o la parálisis cerebral. Sin embargo, se considera que la mayoría de los trastornos de la comunicación no son de origen orgánico, sino más bien funcional. Los trastornos del habla incluyen los trastornos de la voz, de la articulación y de la fluidez.

a)    Trastorno de la voz.

Estos trastornos aparecen cuando la calidad, volumen o tono de la voz son inadecuados o anormales. Moore y Hicks, consideran que la voz de una persona es anormal si difiere marcadamente de las voces de otras personas de la misma edad, género o entorno cultural y aplica la palabra disfonía a cualquier tipo de voz defectuosa o desagradable.

Los trastornos básicos de la voz afectan a la fonación y a la resonancia. En los trastornos de la fonación la voz suena temblorosa, gruesa, ronca o forzada y, en casos graves, incluso se puede llegar a perder completamente. Estos trastornos pueden tener causas orgánicas, como tumores o irritación de las cuerdas vocales, pero lo más común es que la ronquera provenga de un abuso vocal crónico (gritos, hábito de hablar en situaciones de tensión, etc.).

Los trastornos de resonancia se producen cuando hay demasiados sonidos que atraviesan las vías nasales (hipernasalidad) o cuando, al contrario, no se produce suficiente resonancia en esas vías (hiponasalidad). Los hablantes con hipernasalidad parecen hablar a través de la nariz; los hiponasales, lo hacen como si tuvieran un catarro o la nariz tapada.

b)    Trastornos de la articulación.

En estos trastornos existe una incapacidad para articular los fonemas. Los trastornos de la articulación son el tipo de trastornos del habla más frecuentes entre los escolares. La articulación o emisión correcta de los sonidos nos hace a los hablantes activar un complicado sistema de músculos, nervios y órganos, de tal manera que si algún componente de este proceso funciona de manera imperfecta, el niño tendrá dificultades para articular los fonemas. Si el trastorno no tiene causa orgánica se le denomina dislalia; si por el contrario; hay evidencia de lesión cerebral se le denomina disartria. La disglosia es una dislalia orgánica por alteración de los órganos periféricos del habla (labio leporino, anomalías mandibulares, linguales, palatinas, etc.).

Los errores en la articulación son de cuatro tipos fundamentalmente: sustitución (“tos” por dos), distorsión (“zueño” por sueño), omisión (“ecuela” por escuela) y adición (“martrillo” por martillo). Los trastornos de la articulación pueden tener diferentes niveles de gravedad. Algunos de esos trastornos suelen desaparecer con la maduración y el aprendizaje. Otros, en cambio, permanecen. Como norma general, se podría decir que si un trastorno ligero o moderado de la articulación no da señales de mejora durante un período largo de tiempo o tiene efectos negativos en las relaciones del niño o joven, lo mejor será ponerle en manos de un especialista.

c)     Trastornos de la fluidez.

El trastorno de la fluidez más conocido y, quizá, el peor comprendido es la tartamudez o disfemia. Este trastorno se caracteriza por repeticiones muy rápidas de consonantes, vocales o sílabas, especialmente, al comienzo de las palabras. No se conoce su causa, pero es más común en los hombres que en las mujeres. Su prevalencia en casi todos los países occidentales y con independencia del idioma es de un 1%. Se observa con mayor frecuencia en los niños con (5% de la población escolar) que en adultos. La tartamudez es considerada un trastorno de la infancia que aparece entre los 3-5 años.

Todos los niños experimentan trastornos de la fluidez mientras adquieren los modelos lingüísticos que se consideran apropiados. Por ello, es conveniente ser tolerante al principio y no obligarles a hablar a la perfección cuando todavía están en las fases de desarrollo del lenguaje. Algunos especialistas creen que la tartamudez puede deberse a las presiones que sufre el niño ante sus padres o profesores.

La tartamudez depende de las situaciones relacionadas con el entorno y las circunstancias en que se genera el discurso. La mayoría de las personas que sufren tartamudez hablan fluidamente el 95% del tiempo y pueden no ponerla de manifiesto al cantar, hablar con un animal o recitar un poema. Las reacciones y expectativas de los padres, los profesores y los compañeros pueden tener una influencia importante en el desarrollo personal y comunicativo de estos niños.

Algunos consejos para el tratamiento de la tartamudez se recogen en la tabla siguiente.

Como ayudar a los niños con tartamudez
La tartamudez no es fácil de tratar porque sus causas, tipo y gravedad varían de un niño a otro; además mientras algunos niños no perciben su falta de fluidez otros si lo hacen. De alguna manera, se podría decir que casi todos ellos se sienten cómodos con su forma de hablar y les gusta participar en las conversaciones de clase. No obstante, muchos niños cobran pronto conciencia de su discapacidad, por lo que temen hablar en voz alta. Los profesores pueden ayudar a estos niños proporcionándoles un buen modelo lingüístico, aumentando su autoestima y creando un buen entorno para el desarrollo del habla.
Pautas para proporcionarles un buen modelo lingüístico
1.     Reducir la velocidad del discurso: Los niños pequeños suelen imitar la velocidad del discurso de sus padres y de otros adultos. El discurso puede ser demasiado rápido para las capacidades motoras y lingüísticas del niño. Una velocidad menor, en cambio, le proporciona el tiempo que necesita para organizar sus pensamientos, elegir el vocabulario, las formas gramaticales y planificar los aspectos motores del habla.
2.     Crear silencio en las interacciones: Hacer pausas en los lugares adecuados de la conversación ayuda a generar un entorno comunicativo sereno, disminuye la velocidad del habla y produce una cadencia más natural. Antes de responder a las preguntas o afirmaciones del niño, convendrá hacer una pausa de 2 o 3 segundos.
3.     Utilizar un vocabulario y una forma gramatical más sencilla: La tartamudez tiende a aparecer en palabras largas, con las de uso poco frecuente y en frases complejas.
4.     Aplicar las interrupciones normales del discurso: Si usted tiene un discurso muy fluido, es necesario hacer un esfuerzo consciente para emplear las interrupciones normales del discurso, como las interjecciones (um o ah), y hasta repeticiones de palabras y frases enteras o hacer pausas. Los niños deben advertir que incluso el discurso fluido contiene interrupciones. Esto les ayudara a aceptar sus propias interrupciones, reduciendo su temor a hablar
Pautas para aumentar la autoestima del niño
1.     Ignorar las interrupciones de la fluidez: Hay que crear un entorno comunicativo positivo reforzando los momentos de fluidez e ignorando aquellos  en que el discurso se interrumpe. No hay que dar instrucciones al niño, sino decirle; “habla más despacio”, “respira hondo” o “detente y vuelve a empezar”.
2.     Aceptar lo que dice, sin hacer hincapié en como lo dice: Haga repetir al niño solamente las partes de su discurso que no se entienden y no aquellas en que se interrumpe la fluidez. Esto implica que le está escuchando y que lo importante es el mensaje.
3.     Tratar al niño con tartamudez como a cualquier otro: No permita que la falta de fluidez reduzca sus expectativas respecto al niño.
4.     Aceptar la fluidez sin hacer calificaciones: No hable del problema de la tartamudez; en lugar de ellos utilice las mismas palabras con que el niño puede calificar su discurso. Proporcione al niño la seguridad de que los trastornos de la fluidez son normales y que todos los tienen.
5.     Ayudar al niño a sentir que controla su habla: Siga la conversación del chico. Es más probable que el habla adquiera fluidez si el chico puede hablar de lo que interesa.
6.     Aceptar las interrupciones de la fluidez: Cuidado con las propias actitudes negativas, como subrayar demasiado las interrupciones normales de la fluidez sólo porque el chico padece tartamudez. Mantenga siempre el contacto con la mirada y tenga paciencia.
Pautas para crear un buen entorno para el desarrollo del discurso
1.     Establecer normas para la conversación: Las interrupciones pueden distraer al niño y aumentar las interrupciones de la fluidez verbal. Asegúrese de que no se le interrumpe y que todos los participantes tienen oportunidad de hablar.
2.     Escuchar con atención: Escuche lo que el chico dice y evite expresiones de distracción, como “eh”, “esto…” al ser escuchado, el chico siente que lo que dice es importante. Haga comentarios específicos y no afirmaciones genéricas.
3.     Indicar al chico que abandone las demás actividades mientras habla: A veces resulta difícil realizar dos actos motores al mismo tiempo, como pintar y hablar. Hacer que el chico abandone las demás actividades mientras habla puede incrementar la fluidez verbal.
4.     Prepararle para los acontecimientos próximos: La emoción de los cumpleaños, las vacaciones, los viajes y los cambios de la rutina diaria pueden incrementar la tartamudez, mientras que hablar de ello puede reducir el temor ante lo desconocido, y aumentar así la fluidez del chico.

LaBlance, G. R., Steckol, K. F y Smith, V. L. (1994) The role of the classroom teacher.

5.    LA EVALUACIÓN Y SUS COMPONENTES.

La evaluación e intervención en los trastornos del lenguaje implica el uso de tests estandarizados, así como de otras técnicas e instrumentos más informales.

Los dos objetivos más importantes de la evaluación son:

1-    Determinar cuáles con las capacidades actuales del alumno.

2-    Observar la velocidad con que aprende nuevas habilidades de lenguaje.

El primer procedimiento de evaluación lleva consigo la aplicación de tests y la cumplimentación de escalas. El segundo, la observación del lenguaje del niño en su ambiente natural y el seguimiento de las intervenciones.

La mayoría de las evaluaciones del habla y del lenguaje comienzan con la elaboración de la historia clínica o formulario biográfico del niño, donde figuran los datos relativos a su nacimiento, evolución y desarrollo. Casi siempre resulta aconsejable examinar cuidadosamente la boca y tomar nota de cualquier anormalidad que pudiera observarse en la lengua, los labios, los dientes, el paladar. Si se detecta un problema orgánico se hará recomendable un examen médico.

Los procedimientos de evaluación variaran según el tipo de trastorno que se sospeche. Una evaluación en profundidad puede incluir los componentes siguientes:

1-    Prueba de articulación: El objetivo es evaluar la competencia fonética. Se evalúan los errores que comete el chico al pronunciar las palabras y se crea un registro con los fonemas defectuosos, tipo de errores y cantidad de los mismos.

2-    Prueba de audición: En ocasiones, se recomienda hacer una audiometría para descartar una posible discapacidad auditiva.

3-    Prueba de discriminación auditiva: Se aplica para determinar si el chico escucha correctamente los sonidos. Por ejemplo,  el examinador dice un par de palabras y el niño ha de identificar si tiene  el mismo sonido o éstos son diferentes (balo-palo; cabo-nabo).

4-    Prueba de comprensión y expresión de frases y oraciones:

·       Para evaluar la comprensión, el examinador usualmente lee dos oraciones, repite una de ellas y, a continuación, le pregunta al chico cuál de los cuatro dibujos que le muestra ilustra la oración que él ha leído dos veces.

·       Para evaluar la expresión verbal, el examinador  dice una oración y el chico repite o bien formula una pregunta abierta “háblame de tu familia”. El examinador observa y toma nota de la fluidez, la calidad de la voz, las vocales, la gramática, etc. Algunos examinadores emplean pruebas estructuradas para producir muestras de lenguaje (por ejemplo, piden al alumno que describa un dibujo o ilustración), pero la mayoría obtiene muestras de lenguaje a través de una conversación informal.

5-    Pruebas de desarrollo de lenguaje: Son tests diseñados para evaluar muchas facetas del lenguaje. Un ejemplo es el ITPA (Test de Habilidades Psicolingüísticas). Este test además de la evaluación proporciona elementos para guiar la intervención en las áreas detectadas como deficitarias; sin embargo, ha sido criticado por las siguientes razones:

·       Algunos test no miden los procesos que dicen medir.

·       Problemas en su estandarización.

·       Su baja fiabilidad.

Otro test empleado para medir el desarrollo del lenguaje es el Test de Vocabulario Peabody.

En la evaluación del lenguaje es fundamental que el examinador tenga experiencia en el registro fiable del habla y el lenguaje y que recoja muestras de la conducta comunicativa del chico en diversos entornos. En el proceso de evaluación es frecuente observarle mientras interactúa con sus padres o con sus compañeros.

McCormick y Shiefelbusch, señalan que la evaluación de las interacciones subraya cada vez más la importancia de recoger datos de la conducta del alumno y de los adultos durante la interacción lingüística. La forma en que el chico aprende y emplea con eficacia el lenguaje en el aula depende en gran medida de la conducta lingüística del profesor y de los datos procedentes de la observación puede utilizarse para sugerir cambios en la conducta de los adultos.

6.    ENFOQUES PARA LA INTERVENCIÓN

La mayoría de las posiciones para la intervención se sitúan bajo dos tipos de enfoques: el conductista y el naturalista.

a)    Enfoque conductista:

De acuerdo con este enfoque, la conducta oral es aprendida. Las habilidades para el desarrollo del lenguaje de los niños se enseñan en el ambiente. Donde procesos como el modelado, el refuerzo, etc. Van formateando el lenguaje y acoplándolo a las exigencias ambientales.

Desde este punto de vista, las intervenciones han de ser directas y sistemáticas. El enfoque implica detectar primero las habilidades poco desarrolladas y, seguidamente, diseñar una serie de actividades para poner remedio y mejorarlas.

En la tabla (análisis de contenidos del lenguaje) se puede observar un curriculum con los componentes que, desde un análisis de tareas, se evaluarían y, posteriormente, se enseñarían. A medida que el chico pone en práctica tales habilidades, los profesores y los padres las refuerzan y las corrigen. A este enfoque  se le tilda de mecanicista. No obstante, las aplicaciones contemporáneas de estos principios han empezado a incorporar al proceso el contexto comunicativo.

b)    Enfoque naturalista:

En contraste con el anterior, el enfoque naturalista enfatiza la importancia de las habilidades innatas y las interpretaciones y necesidades de comunicación del oyente. Esta orientación tuvo su inicio en el trabajo de Chomsky (1957). Actualmente, uno de los más acérrimos defensores de este punto de vista es McNeil (1970), quien junto con sus colaboradores, sostienen que las capacidades lingüísticas se transmiten genéticamente y que hay una comprensión del lenguaje en el cerebro ya en el momento de nacer.

La intervención naturalista resta importancia a la enseñanza directa y acentúa como contrapartida el aprendizaje por descubrimiento. Aunque también considera el ambiente importante, se basa menos en la orientación directa de la instrucción por parte del adulto y focaliza la intervención en el uso funcional del lenguaje que hace el niño.

Dentro de esta tendencia cabe situar el enfoque denominado Whole Language (enfoque global de la enseñanza del lenguaje), estrategia de intervención que tiene por objetivo la construcción de significado y el uso funcional del lenguaje por parte del que habla. El enfoque global defiende que hablar, leer y escribir comparten características comunes e interrelacionadas. Así, la forma de aprendizaje del lenguaje oral debe usarse como modelo para la enseñanza de la lectura y de la escritura.

ANÁLISIS DE CONTENIDOS DEL LENGUAJE
Sintaxis / Morfología
Semántica / Vocabulario
Pragmática
1.  Frases nominales.
2.  Plurales.
3.  Pronombres personales.
4.  Frases preposicionales.
5.  Adjetivos.
6.  Oraciones interrogativas.
7.  Pronombres posesivos.
8.  Negaciones.
9.  Verbo ser auxiliar.
10.  Verbo ser copulativo.
11.  Infinitivos.
12.  Determinantes.
13.  Conjunción y.
14.  Adjetivos posesivos.
15.  Comparativos.
16.  Pasado.
17.  Verbos en futuro.
18.  Verbo hacer.
19.  Pronombres reflexivos.
20.  Conjunciones o, pero.
21.  Otras conjunciones.
22.  Objetos directos e indirectos.
23.  Adverbios.
24.  Participios.
25.  Gerundios.
26.  Voz pasiva.
27.  Formas verbales complejas.
28.  Pronombres relativos.
29.  Conjunciones complejas.
1.  Partes del cuerpo.
2.  Vestido.
3.  Objetos de clases.
4.  Verbos de acción.
5.  Acciones verbales.
6.  Animales e insectos.
7.  Miembros de la familia.
8.  Objetos de la casa.
9.  Alimentos.
10.  Comidas y bebidas.
11.  Colores.
12.  Adverbios.
13.  Ocupaciones.
14.  Comunidad.
15.  Vehículos.
16.  Dinero.
17.  Género.
18.  Escuela.
19.  Objetos para jugar
20.  Días de la semana.
21.  Meses del año.
22.  Emociones.
23.  Números.
24.  Fiestas y celebraciones.
25.  Conceptos espaciales.
26.  Conceptos cuantitativos.
27.  Conceptos temporales.
28.  Formas.
29.  Agradecimientos.
30.  Contrarios.
31.  Materiales.
32.  Música.
33.  Herramientas.
34.  Categorías.
35.  Los sentidos.
36.  Significado de palabra.
37.  Significado múltiple de palabras.
Comunicación personal
1.  Expresión de necesidad y deseos.
2.  Expresión de opiniones.
3.  Expresión de sentimientos.
4.  Expresión  de valores.
5.  Seguir dirección / órdenes.
6.  Preguntar.
7.  Narrar eventos.
8.  Identificar idea principal.
9.  Secuenciar eventos.
10.  Ideas secundarias / detalles.
11.  Resumir.
12.  Describir.
13.  Comparar.
14.  Dar instrucciones.
15.  Explicar.
Comunicación con un interlocutor
1.  Escuchar al otro.
2.  Formular mensajes.
3.  Participar en discusiones.
4.  Emplear la persuasión.
5.  Reconocer la diferencia de opinión.
6.  Identificar sesgo del que habla.
7.  Identificar punto de vista del que habla.
8.  Formular conclusiones.

 Sin embargo, hay que decir que las intervenciones más exitosas incorporan características de ambos enfoques, naturalista y conductual.

7.      EL ALUMNO CON TRASTORNOS DE COMUNICACIÓN EN EL AULA

Ayudar a superar los trastornos del habla y del lenguaje no es una responsabilidad de una sola persona o profesional. Es más bien, una responsabilidad compartida entre los profesores, los especialistas en logopedia y los padres.

Los profesores deben estar atentos a algunos indicadores que pueden ser reflejo de problemas de lenguaje:

·       En los primeros cursos de la escolaridad: dificultad para seguir indicaciones; problemas en la adquisición de las habilidades pre-académicas (por ejemplo, reconocimiento de diferencias en los sonidos), pronunciación de fonemas, uso de palabras; vocabulario pobre o limitado.

·       En los cursos intermedios: sustitución de palabras; confusión frecuente de conceptos verbales; confusión de los tiempos verbales; uso inapropiado de los pronombres; dificultad para nombrar objetos familiares o para evocar el nombre de las personas.

·       En la educación secundaria o bachillerato: incapacidad para comprender conceptos abstractos y palabras de significado múltiple; dificultad para usar oraciones complejas de forma gramaticalmente correcta; dificultad para transmitir información a los demás y de usar un lenguaje apropiado en función de la persona a quien se habla.

Es obvio que problemas de lenguaje como los anteriores pueden influir académicamente y socialmente de forma negativa en los estudiantes. Los profesores pueden ayudar a muchos de sus alumnos ofreciéndoles modelos apropiados de lenguaje y oportunidades para la comunicación, así como haciendo adaptaciones para responder a sus necesidades individuales.

a)    Modelos de aprendizajes:

Dado que los alumnos imitan el lenguaje que escuchan, es importante que los propios profesores modelen el uso correcto de su lenguaje, la gramática y la articulación en su interacción con los estudiantes. Los profesores también pueden ayudar a sus alumnos seleccionando los materiales que han de leer y recomendando los programas de televisión o los videos que conviene que vean.

b)    Oportunidades para la conversación:

Hoskins (1994) ofrece las siguientes orientaciones para facilitar las conversaciones:

1-    Centrar el contenido de la conversación en las preocupaciones o temas de interés de los estudiantes.

2-    Una vez ha sido elegido el tema de conversación, el profesor debe ayudar al alumno o grupo a explorar diferentes aspectos del tema.

3-    Durante la conversación, ayudar al alumno a decir lo que tiene que decir y no tanto a corregir lo que dice.

4-    Proporcionar oportunidades para que los alumnos pongan en práctica habilidades específicas (por ejemplo, formularse preguntas entre sí, dar explicaciones a otros) mientras ponen en uso las reglas que guían la conversación.

Los profesores pueden, asimismo, planificar oportunidades para usar el lenguaje con parte de las actividades de su programa. Por ejemplo, planeando situaciones de aprendizaje cooperativo, aprendizaje en pareja u otras modalidades de enseñanza que favorecen el intercambio de ideas y el uso del lenguaje.

c)    Adaptación de la enseñanza

Algunas sugerencias son las siguientes. Además de adaptar el curriculum, los profesores deben ser conscientes de la complejidad que a veces encierra su discurso. Consecuentemente, tratarán de modificarlo empleando un vocabulario más simple, oraciones que no sean excesivamente complejas o controlando la velocidad a la que hablan.

Paul (1995) sugiere el procedimiento siguiente para ayudar a los alumnos con trastornos de la comunicación y dificultades de aprendizaje a comprender las explicaciones del profesor en clase:

·       Facilitarles esquemas y emplear gráficos.

·       Repetir las instrucciones o puntos importantes del discurso y parafrasear la información.

·       Relacionar la información con el conocimiento previo, es decir, preguntarles para averiguar lo que saben sobre el tema y estimularles a que hablen y cuenten sus propias experiencias.

En definitiva, la escuela ofrece muchas posibilidades para el aprendizaje del lenguaje. El lenguaje que se emplea en la institución escolar es más formal que el que los niños usan en casa o en situaciones de juego. Es un discurso estructurado en el cual los niños han de aprender a expresarse e interpretar significados. En ocasiones, los profesores necesitaran la ayuda de los especialistas del lenguaje para encauzar correctamente los trastornos que observen en los niños y jóvenes, pero haciendo uso de pautas como las anteriores pueden contribuir mucho desde su parcela a la adquisición y desarrollo del lenguaje de sus alumnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario